No hay más cuerdo, que el que está más loco...
Saber que hay alguien que te desea, que te acompaña en tu soledad con la suya propia, que te tiende una mano cuando caes, que está ahí siempre a tu lado ha de hacerte tener, al menos, una pequeña esperanza.
Lamerá tus heridas aunque no le digas cuales son porque sabe el tormento que te producen, y estará ahí para sostener tu cabeza cuando estés tan cansado que creas que no podrás seguir, pero seguirás.
Acariciará tu cuerpo de niño y hombre con su mirada y manos de terciopelo cuando creas que ningunas manos quieren acariciarlo ya y te abrazará y acunará cuando el dolor y la desesperación no te dejen ver el sol y te ayudarán a ver, al menos, una estrella.
Te quiero.
Pero esto no ha abrumarte, todo lo contrario sólo ha de servir como bálsamo para tus heridas, para que tengas paz.
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