Al llegar, cansada, lloras, desolada cantas
y caen tus lágrimas como las hojas marchitas.
El esplendoroso abril juega en sombras chinas
Te cubre de rocío, perdidas ya las horas,
las manecillas voltean los sordos sonidos.
Un siniestro día, que lejano ya, tu amor
y tu alma sonora, sin rencor ni recuerdos
me dejaron a mí atrás, tus versos que ya no son,
y mis secos labios que están ya sombríos…
Ahora yazco inerme, esperando el estío.
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